¿Qué es el Sena?

En 1957, Rodolfo Martínez Tono propuso al entonces ministro de Trabajo, Raimundo Emiliani Román, desarrollar un centro de enseñanza técnica profesional, inspirado en el SENAI de Brasil.

Este proyecto se concretó mediante el Decreto Ley 118, el 21 de junio de 1957, durante el gobierno de la Junta Militar, tras la renuncia de Gustavo Rojas Pinilla. Sus funciones eran la formación profesional de trabajadores, jóvenes y adultos en la industria, el comercio, la agricultura, la minería y la ganadería. La institución no sólo formaba a los técnicos, sino también a los empresarios y promovía las pequeñas y medianas empresas.

Durante tres años, de 1957 a 1960, la organización tuvo su sede principal en un edificio situado en la calle 20 y la Avenida 8ª. Al principio contó con el apoyo de los sindicatos más importantes del país. Si bien los primeros centros de formación fueron aulas del Instituto Técnico Central y de la Universidad Nacional de Colombia, así como carpas improvisadas instaladas en ciudades y municipios, para ampliar su cobertura. Con esa idea, la nueva institución atendería las demandas de las empresas privadas, el gobierno y los trabajadores. Estas demandas incluían más formación para mejorar la calidad de vida y de trabajo.

El 23 de agosto de 1957, el Consejo Nacional se reunió por primera vez y se definieron dos tareas: el estudio, la codificación y la sistematización de la demanda y la oferta de mano de obra, y la formación profesional, para poner en práctica estas tareas, se crearon la División de Trabajo, la de Formación profesional y administrativa para planificar la construcción y la dotación de personal de los centros de formación.

En los primeros meses, las oficinas regionales se establecieron en los distintos departamentos. Entre ellos, Cundinamarca, Antioquia, Valle del Cauca, Atlántico, Bolívar, Nariño, Cauca y Magdalena. Los demás departamentos tuvieron sus oficinas regionales al año siguiente.

En 1958 se llevó a cabo el primer estudio a gran escala sobre las necesidades de desarrollo profesional en todos los departamentos, a excepción de Chocó y Córdoba, en el que se analizaron aproximadamente 5.000 empresas de todos los sectores de la industria. La misma fuente reveló que al menos 210.000 trabajadores debían recibir educación y que se necesitaban 25.000 trabajadores más. A partir de esta información, se estableció el plan quinquenal 1959-1963.

Para implementar el modelo de formación, se diseñó el programa Promoción Profesional Popular, que lleva la formación técnica a diferentes ciudades y poblaciones rurales. En 1960 se firmaron dos importantes acuerdos con la Organización Internacional del Trabajo y el Fondo Especial de las Naciones Unidas.
Estos acuerdos proporcionaban asesoramiento administrativo, financiero y técnico a las pequeñas y medianas empresas, y fomentaban el crecimiento empresarial. Además, la OIT asesoró la formación del primer Centro Nacional de Formación de Instructores. Durante los años 60, la entidad tiene un rápido crecimiento con la apertura de varios centros de formación en todo el país, dirigiéndose a los sectores más importantes de la industria, el comercio y la agricultura. Durante este periodo, el número de estudiantes aumentó un 40% al año gracias a las aportaciones del sector privado y a las mejoras de las infraestructuras.

El 10 de abril de 1970 se puso en marcha el Programa de Formación Urbana. Su objetivo era promover el empleo en la industria, mientras que el Programa de Formación Rural se centraba en la agropecuaria. En 1974 se puso en marcha una política de formación laboral para desempleados y subempleados. Durante la década de 1970, la organización se propuso ampliar la cobertura de las áreas modernas de las economías tradicionales e informales, hacer la enseñanza más atractiva para el público y modernizar las áreas administrativas, tecnológicas y metodológicas.

En los años 80, se pensó que la capacitación podría ayudar al sector informal de la economía. En 1985 apareció Capacitación para la Participación Campesina, dirigida a líderes campesinos, indígenas y comunidades beneficiadas por la reforma agraria. Su objetivo era darles las herramientas necesarias para participar en el desarrollo agrícola del país. Gracias a su alianza con la Sociedad Agrícola Colombiana, la Federación pudo garantizar la formación de los agricultores en técnicas de producción y proyectos que dieran valor a sus productos.

En los años 90, la globalización de la economía aumentó la competencia empresarial. Como consecuencia de ello, fue necesario aprobar la Ley 119 de 1994, que reestructuró la institución para ofrecer programas de formación para todas las áreas económicas. En 1996, el SENA y el Instituto para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Colciencias) se unieron para promover la investigación tecnológica y la modernización científica, lo que fue reafirmado en 2003 por el Plan Nacional de Desarrollo.

Desde el año 2000, se ha centrado en la iniciativa empresarial, la innovación tecnológica, la cultura de la calidad, la normalización, la certificación de competencias laborales y el Servicio Público de Empleo.